Madelón, un DT que evitó el descenso con alma de campeón

"Vamos a poder." Esto fue lo que Leonardo Madelón repetía en la intimidad del vestuario de Gimnasia o con cualquier persona que se le cruzara, fuera hincha, periodista o un entrenador colega. "Vamos a poder." Y la frase surgió desde la concentración en Luján, donde todavía le duraba la bronca por el 0-3 en Rafaela. Ahora bien: ¿cómo planificó el partido Madelón? ¿Cómo se hace para salir a jugar un encuentro en el que ya estás perdiendo por tres goles? ¿Se deben hacer muchos cambios? ¿Hay que poner un sistema táctico más ofensivo? ¿Es más importante el aspecto anímico que el táctico? El DT se hizo todas las preguntas, pero inmediatamente las respondió con hechos.

Desde los nombres, la única diferencia fue el ingreso del volante Aued por el lateral Cardozo. Desde lo táctico, fue más audaz todavía, porque si bien todos esperaban un esquema con tres defensores, él sorprendió a Rafaela con un 2-4-2-2, con Agüero y Maldonado para tomar a López y Visconti y el resto reubicados mucho más adelante cuando Gimnasia tenía el balón. En ese reparto inicial, Teté González tenía la responsabilidad de insertarse como tercer central en el retroceso. Sabía que quedaba expuesto (por eso Ormeño salvó un gol de Serrano en la línea a los tres minutos), pero sólo tenía 90 minutos para soñar con la hazaña.

Gimnasia fue más empujado por la voluntad que por el juego y, por el contexto, resultó lógico. Sin embargo, gracias a la rebeldía de Cuevas y la actitud del resto, avanzó. Probó con remates desde fuera del área, pero también dejó dos veces a Alonso y otra más a Romero para definir en el punto del penal y sin oposición. El técnico, en la desesperación de los cambios y tras la expulsión de González, aplicó un sistema 2-3-4: Rinaudo y Agüero para defender; Ormeño, Romero y Aued para generar; arriba, Niell y Cuevas como wines bien abiertos y adentro, Sosa y Alonso. La poco profesional expulsión de Sosa le dio otro impulso hacia la hazaña.

¿Rafaela? Pensó que defender era sinónimo de tirar la pelota para adelante y aguantar ; fue poco solidario (si a 12 minutos del final Fraire -en lugar de patear- le daba el pase atrás a Visconti, era el 1 a 1 y el ascenso) y defendió mal los centros. Salvo Fontanini, el resto quedó imantado por la pelota y no siguió su marca. Así se explica cómo Niell, que mide 1m62, apareció solo por el segundo palo y a la espalda de Cravero en los dos últimos goles. Y encima, pese a que defendió con un futbolista más que su rival (10 vs. 9) en el momento en que Niell conectó el 3-0 había cuatro futbolistas de Rafaela (cinco, con el arquero Capogrosso) contra cuatro del Lobo. En el 2-0, Menghi estaba fuera del campo porque tenía la camiseta manchada con sangre, pero con él dentro, la defensa tampoco daba muchas garantías. No vale como excusa. Otro punto: se defendió tan atrás Rafaela que, pese a la cantidad de jugadores que puso Gimnasia en ataque, nunca cayó en off-side.

Cuando asumió Madelón en 2008, en la 9a fecha del Apertura, Gimnasia estaba en zona de descenso directo y último en los promedios. A partir de allí, disputó 32 partidos (incluidos los de la promoción), de los cuales ganó 12, empató 13 y perdió 7; computó 34 goles a favor y 28 en contra. Les ganó a Huracán, Vélez, Lanús y Boca (en la Bombonera). No sólo se apoyó en la estadística. Armó un equipo con las bases en Sessa, Agüero, Rinaudo, Sebastián Romero y Cuevas y logró que jugara bien. Hasta se sobrepuso a las 7 expulsiones que sufrió Gimnasia en 21 partidos. Messera, otro histórico, aportó más desde la pegada (lideró la tabla de asistencias, con 5) que desde la elaboración del juego.

Padeció la ausencia por lesión del importante Villar y resolvió con inteligencia la separación de un apático Piatti. Le faltó muchísimo gol en las referencias del área: ni Alonso ni Sosa dijeron presente y sólo anotaron tres goles entre ambos en el semestre. En ese rubro el técnico debería tomar decisiones importantes en cuanto a las altas y bajas.

Es cierto que contó con un plantel algo limitado en características y recursos, pero sólo un DT con alma de campeón podía rescatar a Gimnasia de un descenso seguro.

Fuente
Pizarrón y pases cortos
Christian Leblebidjian para La Nación

(Foto: Gimnasia.org.ar)