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Entrevista a Johan Cruyff

Pocas veces un apellido evoca tantos momentos e historias de fútbol como el de este holandés que sacudió al mundo desde el verde del césped y los banquillos.

Considerado uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, Johan Cruyff repasa con Robinson su trayectoria como jugador y entrenador.

Durante la presente temporada, se cumplen 20 años de la llegada de Johan Cruijff al banquillo del Barcelona. Un entrenador que con su forma de ver el fútbol, cambió la fisonomía no sólo del conjunto azulgrana, sino del fútbol español...



Fuente: GuardiaValencia.Blogspot.com

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Cómo Lanús complicó a Boca

"PIZARRÓN Y PASES CORTOS"
Christian Leblebidjian para La Nación

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Vivir al borde del abismo














El fútbol siempre exige resultados. Y el DT convive con las presiones y las urgencias.

Columna de Carlos Bianchi para ESPN Deportes

"Todo se basa en los resultados. Resultados que se pueden cuestionar o no, según los medios con los que cuenta cada uno. Al técnico de un equipo con un presupuesto de 400 millones de euros es lógico que se le exija resultados. En el fútbol queremos tener resultados inmediatos. En el rol de entrenador, hago esto y esto para tratar de conseguir algo. No estoy seguro de poder lograrlo. Todas las hipótesis son posibles. Cuando se busca un técnico, es para depositarle la confianza por un tiempo prolongado. No se lo puede empezar a cuestionar ante el primer traspié. Estamos demasiado acelerados en algunas cuestiones. Como también vamos rápido en otros problemas más graves que un equipo de fútbol. [...] Desde siempre el fusible es el técnico. Un ejemplo claro es el de Scolari, una persona de comprobados méritos. Estaba descubriendo el fútbol inglés. No por más buen material que tenga le va a encontrar la vuelta enseguida. Y Chelsea lo echó a los seis meses..."

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Análisis Táctico: Boca Juniors



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"A Messi lo pondría en el banco"

Ricado Caruso Lombardi, un personaje, en una selección de sus mejores respuesta en el 100x100 de El Gráfico de Febrero

(Entrevista realizada por Elías Perugino para la edición febrero de 2009 de la revista El Gráfico)

¿Cómo arrancás con el fútbol?
Mi papá era vicepresidente en el baby de Almagro, agarró de técnico y empecé a patear. Jugué ahí hasta los 12, pasé dos años por Parque y salté a Argentinos, donde me subieron a Primera con edad de Quinta.

¿Te acordás de tu debut en Primera?
Contra Colón, en Santa Fe, el 20 de junio de 1981, salimos 0-2. Tenía de compañeros a Bordón, Magallanes, Randazzo, Zanabria…Jugué de cuatro y marqué a Luna. Después me bailó Teglia, el de Central; me dejó tres veces colgado de la baranda del foso de Arroyito, aunque ganamos nosotros 4-2. Mi puesto era ocho, pero me ponían de cuatro porque no tenía altura. A fin de año cambió el técnico, el nuevo no me tuvo en cuenta y fui a préstamo a Italiano. Para la Primera era un jugador regular, pero en la B me destaqué. Era de correr, marcar y meter. Como jugador parecía un técnico dentro de la cancha. Equilibraba al equipo, hablaba constantemente. Los entrenadores me lo valoraban mucho.

¿Llegaste a practicar con Maradona?
Sí, él estaba en Primera cuando yo llegué a la Reserva. Nos limpiaba a todos con una facilidad asombrosa, nunca vi nada igual. El viejo Spinetto no quería que le pegáramos, así que el pibe se armaba un festín. Tengo varias anécdotas con él.

Contá una.
Un día, jugando en Parque Saavedra para los Tricolores, nos tocó enfrentar a los famosos Cebollitas. Terminamos 1-0 el PT y nos agrandamos: “¿Estos son los famosos Cebollitas? Pan comido, les hacemos cinco”. Para ellos jugaban Diego, Delgado, Carrizo, el Mono Rodríguez… En el segundo nos metieron siete. Y en los últimos minutos llegaban hasta el área chica y tanto Diego como el Mono la tiraban por arriba del travesaño. ¿Sabés por qué? Atrás del arco había un nido de horneros. Y como ya no les divertía seguir metiéndonos goles, jugaban a ver quién lo volteaba. Eramos tan fáciles que los turros jugaban para voltear al hornero…

¿Otra con Diego?
Para mí, fue inolvidable cuando con Parque, le ganamos la final de fútbol de salón a Sarmiento de Olivos, cuando él estaba suspendido en el Napoli. Goleamos 5-1, con tres míos y dos de él. Cuando hice el primero, me levantó para el festejo y le besé la cabeza. “No tenés a Careca, pero tenés a Caruso”, le dije. Se mataba de risa.

Tu principal virtud como entrenador.
El conocimiento. Conozco a los jugadores de todas las categorías. Miro donde otros no ven o no se dedican. Espío Madryn-Mitre, registro quién me gustó y seguro que lo llamo la próxima vez que me toca armar un equipo. Si armás bien un plantel, difícil que se caiga. Nunca tuve que irme de un equipo que armé: salió campeón o peleó algo. También necesitás buenos colaboradores y saber dar una charla técnica, entrarle al jugador. A mí el jugador me cree mucho, porque comprueba que en la cancha pasa lo que le digo.

¿Sos un técnico detallista?
Al mango. Me río todo el día, pero a la hora de dirigir soy jodidísimo. Empieza el partido y me transformo. Sé todo de los rivales y les bajo la información a mis jugadores. Muy raro que se me escape un detalle. Soy bravo, muy calentón, aunque me fui equilibrando.

¿Es más difícil dirigir Primera o el ascenso?
Para el que conoce el ascenso, la Primera es una risa. Yo dirigí donde no había pelotas ni agua caliente. Si veía que la Municipalidad ponía conos para asfaltar, me los afanaba porque me servían para entrenar. Pasaba despacito con el auto y los manoteaba. Dirigí en vestuarios con techo de chapa y piso de tierra. En Primera tenés todo, sólo hay que laburar. El oficio es el mismo, pero la gente es diferente.

¿En qué sentido?
En la humildad, en las ganas de progresar. En Mar del Plata, se me acercan jugadores del ascenso para sacarse fotos, están contentos porque me fue bien. En cambio, hay gente que fue muy importante en Primera y te muestra la chapa: no te saludan, se hacen los giles.

Castaño, Mercier, Morel... ¿Cuál es tu método para buscar jugadores?
Veo todo, desde siempre. Si un tipo me impresiona en un compacto que pasa TN Deportivo del Argentino B, lo llamo y lo cito para verlo. A Morero, que hoy está en Italia, lo vi en una final entre Douglas Haig y Nueve de Julio. Y lo fiché en Tigre. A Sabia y Battión los traje así. Los dirigentes de Argentinos no los conocían, tuve que luchar para que los aceptaran. Arrimás a un desconocido y se asustan, creen que los vas a mandar al descenso. Después se cuelgan la medalla: “Qué equipo tenemos, traje a Fulano y a Mengano”. Mentira: no trajeron a nadie. A Paparato quise llevarlo a Argentinos y no me dejaron. Ahí lo tenés: figura en Tigre. Ojo: yo los traigo, pero no hago nada, lo hacen los jugadores. Siempre tengo cinco o seis muchachos desconocidos en la mira.

Dijiste: “Me gusta la polenta de Simeone, el orden de Russo y la pelota parada de Gorosito”. ¿Lo mantenés?
Sí. Soy respetuoso de los colegas, lástima que no todos son iguales. Varios me nombran sin nombrarme, aluden a los técnicos mediáticos, que hacen gestos. Pelotudeces. Vos dirigí como sabes y punto. Me critican que voy al Balneario 12, supuestamente a figurar. Voy al 12 porque veraneo ahí desde hace veinte años, cuando no era nadie. ¿Por qué me tengo que privar ahora, por más que todos me pidan fotos? Y me las saco una y mil veces, porque el público me hace sentir bien. “Caruso es muy mediático”, se quejan. ¿Y qué querés, si todos me piden notas? Yo no llamo a nadie para que me las haga. Y los atiendo a todos, desde El Gráfico hasta la radio más chiquita que escuchan tres personas. Es mi forma de ser, pero muchos no lo toleran. Debe ser envidia.

¿Hay mucha envidia entre los técnicos de Primera?
Cada uno hace la suya. Y a los demás, que los parta un rayo. Guarda: no son todos. Yo llegué a Primera y Russo me llamó para comer en Tandil con Alfaro y Falcioni. Ischia también se portó bárbaro, igual que Sensini. Yo no envidio a nadie. Me comparo con otros técnicos y no envidio a ninguno. Si tengo que disputar un cargo con Bielsa o Bianchi, seguro que pierdo 10 a 1. Pero con el resto, estoy a la par. Porque demostré que estoy al nivel. Esperaban mi fracaso y fue al revés. Como cuerpo técnico, algo tuvimos que ver. No cabe duda de que en Primera se hicieron las cosas muy bien. Algunos se quedaron con esa espina y si pueden darte un palito, te lo dan. El que me conoce, sabe quién es Caruso. El que no me conoce, habla cualquier boludez: mediático, payaso, vendehumo. Lo sé porque me cuentan.

¿Te lo reconocen los entrenadores del ascenso?
Permanentemente, me tomaron como una bandera, la mayoría me quiere muchísimo. Acá hay entrenadores y dirigentes que se creen los inventores de la pelota. Y a la pelota no la inventó nadie. Hay que laburar cuando empieza a rodar.

¿Cuánto le debés a Maradona por recomendarte para Argentinos?
Sin el empuje de él no hubiera llegado a Primera, salvo que siguiera en Tigre y me sostuvieran después del ascenso. Me encontró en un bar de Las Cañitas una semana antes del fin de mi contrato en Tigre. “Vos ya estás para la A, voy a hablar con los dirigentes de Argentinos”, me dijo. Fue el gran espaldarazo. No soy de su grupo íntimo, hacía diez años que no lo veía. Seguro que tiene muchos amigos, pero me tiró esa soga a mí. Nunca lo voy a olvidar. Ese día, le pedí un autógrafo para mis hijos. Como no encontrábamos papel, lo firmó en un plato. Lo tienen colgado en la pieza.

¿Lloraste por el fútbol?
Varias veces. De bronca y de emoción. Lloré cuando perdí una final por penales con Talleres, siendo jugador de Almagro. Y también cuando estaba en Argentinos y un técnico no me llevó a la pretemporada. Tenía 21 jugadores y llevó a 20. Mis compañeros se fueron a Necochea y yo me quedé llorando sentado en el cordón.

¿Quién fue?
Un técnico de Primera, no importa el nombre (N de la R: Chiche Sosa). También lloré cuando quedé libre de Argentinos. Me negué a ir a préstamo y me limpiaron. Y de alegría, lloré con los títulos y cuando nos salvamos del descenso con Argentinos. Pero soy una nena cuando me despido de los planteles. Es el momento más duro.

¿Eras de agarrarte a piñas?
De pibe, fui peleador. De jugador, era tremendo: te pisaba en los corners, te metía el dedo en el culo en una barrera, trababa con plancha si enfrente había un mala leche… Como técnico, no. Jamás me agarré con un jugador.

El jugador más divertido que tuviste?
Si te nombro uno, se enojan los demás. Todo equipo tiene a tres o cuatro que hinchan las pelotas. Es lindo, aportan.

¿Son los famosos jugadores que le hacen bien al grupo?
Todos los jugadores le hacen bien al grupo, es verso que sólo le hacen bien dos o tres. La palabra lo dice: grupo, equipo. “Ese maneja el vestuario”, dicen. ¿Qué es manejar el vestuario, si viene sin volante y caja de cambios? Vos tenés que ser buen compañero, buena persona. Si hay uno jodido, el grupo se lo hace notar, lo limita hasta que lo termina echando. Entonces, al vestuario lo maneja el grupo, no dos o tres.

De uno a diez, ¿cuánto saben de fútbol los dirigentes?
Muchos dirigentes opinan de fútbol, pero nosotros, para dirigir, tenemos que haber jugado y hacer un curso. A muchos les tirás una pelota y no saben patearla, pero igual opinan. Varios dirigentes son muy metidos. Deben tener su espacio, pero no ser metidos. Si me contratás, bancame, confiá. Acá hacen al revés: compran jugadores y después buscan DT. Primero, ponete las medias; y después, los zapatos.

¿Y los periodistas, cuánto saben?
Hay de todo. Varios opinan con lógica, otros te critican, pero lo ves jugar y te querés morir. Hablan de tres dedos y no saben cuáles son. Creen que saben porque miran fútbol todo el día. Yo puedo mirar mucho hockey, pero igual no sé un carajo. Al fútbol, hay que entenderle la esencia. Eso también debería entrarle en la cabeza a los árbitros. Si entendés el juego, vas a saber cuándo hay mala intención y cuándo no. Acá te dan cinco fechas por protestar y dos por una patada criminal.

¿Cuando pasan en la tele un partido de la Champions, ponele Roma-Real Madrid, lo ves como algo inalcanzable o decís "Algún día puedo estar ahí"?
En esos partidos, veo muchachos que conmigo no jugarían… Algunos tienen una suerte, los arqueros atajan más con los pies que con las manos… Nosotros nos encandilamos con partidos de Italia, Inglaterra o España, pero no son todos iguales. Andá a bancarte entero Osasuna contra Almería, o Blackburn contra Wigan. Mirás si juega Messi, si está Carlitos, nada más… Nosotros alabamos lo de afuera y criticamos lo nuestro, pero por algo se llevan tantos jugadores de acá.

Tu mejor arenga como entrenador.
Tres. Una en Tigre, en la final con Platense, ni yo podía creer lo linda que salió. Otra en Italiano, en la final con Almagro; lloraron todos los jugadores. Ganamos una final enorme, veníamos de muchos problemas; yo, con mi papá internado. Y otra linda fue antes de River, en Argentinos. No las pienso, me nacen espontáneamente en el momento. Cada vez que me sale una charla así, ganamos.

¿Cuál es el mejor jugador del mundo?
Verón es un jugador impresionante. Es un placer verlo, un manual abierto jugando a la pelota. Le pega como los dioses, sabe qué pase hacer antes de recibir. Y si me das a elegir otro para ponderar, me quedo con Battaglia. Me emociona verlo jugar a Battaglia. A veces, se banca partidos solito en el medio: marca, llega, cabecea en un área, llega a la otra, quita de nuevo, va, viene… Me hubiera gustado ser un jugador como Battaglia. Es ganador, tiene amor propio, superó lesiones jodidas, habla lo necesario, juega siempre.

Si en tu equipo tuvieras a Messi, ¿en qué posición lo ponés?
En el banco. A Messi lo pondría en el banco.

¿Estas seguro?
Sí. Aclaro que lo ubicaría en el banco durante las Eliminatorias, seguro que Diego lo pone diez puntos para el Mundial, que es otra historia. En la Selección nunca lo vi jugar bien como en España. Pero es el único jugador con capacidad para cambiar y ganar un partido. ¿Me seguís? Hasta que no me demuestre que puede ser titular-titular en la Selección, lo pongo en el banco. Que los compañeros hagan el gasto y después lo meto fresco, con los rivales cansados; para liquidar el partido si lo vamos ganando, para empatarlo si vamos perdiendo o para ganar si vamos empatando. Creo que Argentina no tiene otro jugador como Messi para ganar un partido jodido. Como están las Eliminatorias, donde todos se te meten atrás y no podés abrir el partido, Messi es más útil entrando fresco más tarde que desde el principio. El desgaste lo tienen que hacer los otros y él debe ser la llave para destrabar. Tiene gol y una gambeta extraña.

¿Qué le falta a la Argentina para ser campeón del mundo?
Concientizar a los jugadores, que sepan que cuando se armen como equipo van a ser más que cualquiera. Hasta ahora nos vinimos guiando por los nombres, pero la realidad dice que tenemos mucho nombre y poco equipo.

¿Cuántas canchas del país conocés?
Casi todas. Lo recorrí de punta a punta.

¿Y del exterior?
Muy pocas. No voy a ningún lado, me gusta estar acá, en mi país. Acá soy feliz, me gusta el fútbol argentino.

Un sueño que te gustaría cumplir.
Nada, los cumplí todos. Hice lo que quise: construí la casa para mis viejos, armé una familia, jugué al fútbol, soy entrenador, tengo muchos amigos. El que me conoce, es imposible que no me quiera. Jamás cagué a nadie, jamás defraudé a nadie, jamás le toqué ni le pedí un peso a nadie. En la vida, estoy hecho. Lo que venga de acá en más, es yapa.

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