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El sello del Tata

Se cree, o se quiere hacer creer, que para desarrollar determinado proyecto de fútbol se necesita un gran capital de jugadores. Esta interpretación, incorrecta y malintencionada, ha servido para justificar la incapacidad de los entrenadores en el armado de sus equipos. Hay muy pocos equipos en el fútbol argentino que, incluso con una venda en los ojos, pueden dar cuenta (positivamente) de quién los entrena. Newell’s es uno de ellos... El Tata Martino lo consiguió.

Es reconocible su apuesta por el trato de pelota. Tiene dos mediocampistas interiores que se van mostrando en diferentes alturas, una gran influencia de Bernardi en la organización, dos extremos y un punta con las variantes como Scocco. También intenta salir jugando y llega por tandas a la zona de definición. Pero, sobre todas las cosas, Newell’s es uno de los pocos equipos que se lleva bien con el protagonismo. Un rasgo no menor. La pelota no resulta un problema. La idea de despejar es circunstancial. Newell’s casi siempre busca asociarse, desplegarse colectivamente y jugar con una gran presencia masiva en campo rival. Por supuesto que a la hora de defender -algo inevitable- suele pasar la línea de la pelota. Sin embargo, eso no se contrapone con su concepto primario de tener el balón y jugar bien al fútbol.

Hay algo vital para que el jugador se sienta capaz de llevar a cabo cualquier tipo de idea: el convencimiento que le traslada el entrenador. No abundan los técnicos que sepan explotar las capacidades del futbolista, aunque esas capacidades hayan estado dormidas. El sustento en un modelo, en una forma colectiva, es lo que termina empujando al jugador a crecer. En algunos casos, el futbolista es el resultado de los entrenadores que va teniendo.

Muchos clubes que están ahogados por el promedio muestran un comportamiento desinhibido y un rendimiento extra por eso de sobrevivir. La actualidad de Newell’s, en cambio, parece obedecer al trabajo del DT. Martino cuenta con un gran respaldo por su historia, por la trayectoria que tuvo en otras latitudes y por ser uno de los tantos discípulos de Bielsa.

Hasta su mensaje sale de lo común. Es un placer escucharlo cuando analiza los partidos: sin un punto de demagogia, sin cassette, con una inusual sinceridad y con la seguridad del que cree que una autocrítica no debilitará su credibilidad.

En Newell’s, Martino encontró el fondo de muchos pibes de Inferiores más la presencia de los grandes que han llegado con la única y sólida aspiración de contribuir al bienestar colectivo... Newell’s es una gran cantera, una fuente de identidad. Esa pertenencia es la que hace que Heinze, Maxi Rodríguez y Bernardi, entre otros, vuelvan a Rosario casi sin meditarlo.

A esta altura del torneo, lo que está claro es que en Newell’s hay un antes y un después de Martino. Nos hizo recuperar la fe en este fútbol. Y ha refutado ciertos preconceptos, como que salir jugando es una idea platónica, que sólo puede ser ejecutada por jugadores memorables. Los jugadores de Newell’s no son los mismos que hace un año. Han elevado su autoestima y confiaron en lo que pueden hacer. Esa es la influencia del DT.

Por Diego Latorre
Diario Olé. 3/11/2012

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