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El fútbol, esa industria tan agroexportadora

Hace mucho tiempo vengo pensando que para entender por qué el fútbol local se ha empobrecido tanto en los últimos años, hay que mirar el mercado de pases, prestando especial atención al flujo de transferencias entre clubes locales y extranjeros. Por suerte existe Transfer Market, una excelente base de datos que tiene toda la información que uno puede necesitar para este tipo de análisis. Para empezar a tantear el asunto, vamos a mirar las transferencias que se realizaron desde o hacia el exterior en el último mercado de pases. No vamos a distinguir entre ventas y préstamos porque no es relevante por ahora. Lo que encontramos es bastante interesante.

En el último mercado de pases, el ingreso total por transferencias para los clubes fue de 61 millones de USD. Como el gasto fue de solo 12 millones, el saldo a favor para los clubes locales fue de 49 millones. Sin embargo, este beneficio está distribuido de manera muy desigual y solo un pequeño número de clubes concentra la mayor parte del mismo: River, Boca, Racing, Vélez, Arsenal, Independiente y San Lorenzo (en ese orden). La razón es simple, con excepción de San Lorenzo, los anteriores son los que pudieron vender jugadores al exterior (habría que sumar a la lista a Colón, que vendió a Federico Higuaín al Columbus Crew). Boca fue el que más muñecos colocó con 4, pero el campeonato económico lo volvió a ganar River con la venta de Lucas Ocampos al Monaco de Francia en 15 millones de USD. No puede sorprender a nadie que la lista de privilegiados incluya a todos los grandes ni que esté encabezada por River y Boca. Estos clubes son los más ricos y eso les permite una mayor inversión en inferiores (aunque se podría discutir largo y tendido sobre el sentido de esa causalidad).

La lista de jugadores del medio local transferidos a clubes extranjeros cuenta con 14 nombres, 5 delanteros, 4 defensores y 5 volantes. De analizar las cualidades tácticas de estos jugadores se pueden extraer algunas conclusiones. Entre los defensores hay un perfil muy marcado: Sauro, Insaurralde, Cabral y Matías Martínez. Todos centrales, mucha potencia y marca, juego aéreo, poco despliegue con los pies. Entre los delanteros predomina el punta con más velocidad que talento: Mouche, Araujo, Viola y el Patito Rodríguez, aunque el Burrito Martínez es una interesante excepción. Se trata de posiciones clásicas en el fútbol europeo, centrales duros al fondo y velocistas arriba. En el mediocampo, los compradores se animaron un poco más y probaron con alternativas más variadas como Gio Moreno, Lucas Castro, Ocampos, Higuaín y Augusto Fernández. Los destinos no incluyen a ningún grande europeo (excepto, quizás, el Monaco, que ahora está en la segunda división francesa) y, en cambio, aparece la MLS, el Shenhua chino, el Barcelona B, el Basel de Suiza y algunas otras rarezas del estilo. También algunos clubes brasileros como el Santos. Claramente, no es habitual que los argentinos emigren sin escalas a los grandes clubes; los casos de Higuaín o Gago son la excepción y no la regla.

La industria del fútbol es agroexportadora. Todos los clubes locales están al borde de la bancarrota (con algunas honrosas excepciones como Boca y Velez) y las cifras que se manejan en el mercado local son insignificantes cuando se las compara con las que habitualmente se ven en Europa, Estados Unidos o incluso en Brasil. Cualquier club local puede dar el año económico por salvado si logra vender un pibe talentoso a cualquiera de las grandes ligas (grandes en sentido económico, no necesariamente deportivo). Entonces todos los clubes corren atrás de la zanahoria del mercado de pases internacional y estructuran su política de inferiores en función de los gustos y necesidades del mercado internacional. Es por eso que en Argentina ya no hay laterales ni enganches, no porque no rindan o no aparezcan, sino porque no agradan al paladar europeo o no son lo que los clubes europeos vienen a buscar acá. En cambio, tenemos una colección de defensores rústicos y delanteros maratonistas, posiciones que sí atraen la atención de los big players del mercado de pases.

Las transferencias internas tienen poca importancia en esta historia. Solo River y Velez realizaron incorporaciones económicamente pesadas provenientes de la vidriera local: Carlos Luna y Jonathan Bottinelli, 3 millones de USD por los dos, para el millonario; Facundo Ferreyra para el Fortín, misma suma. 13 equipos no realizaron ningún desembolso para traer jugadores (aunque este dato podría estar influido por el hecho de que Transfer Market no tiene datos disponibles para todas las transferencias y muchas aparecen con saldo desconocido; en todo caso, podemos asumir que aquellas con saldo desconocido corresponden a cifras despreciables). Una vez más, vemos el mismo problema, los clubes no tienen un mango y el que no vende no puede comprar.

Mientras el fútbol siga siendo una industria tan subdesarrollada y agroexportadora, mientras la brecha entre los flujos del mercado local y los del internacional sea tan grande, seguiremos viendo un espectáculo futbolístico cuya calidad cae temporada a temporada. Ahora lo que falta ver es si todo esto fue una particularidad del año 2012, debida a la coyuntura macroeconómica internacional o si se trata de una tendencia general. Queda mucha tela por cortar en posts siguientes.

Por Martín Trombetta
Licenciado en Economía
Docente de la UBA

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