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La “ilógica” del fútbol tiene una lógica particular

El fútbol es el juego más explicable y, por lo tanto, más lógico del mundo. ¿Cosa de locos? No lo es. Consideremos tres eventos que nos sacudieron. El Bilbao de Bielsa fue el primer "inexplicable". Goleó (sí, le hizo tres) en Inglaterra al Manchester United; increíble hazaña. River no pudo con Defensa y Justicia. Fue 3 a 3 y casi lo pierde. Y el Rojo y Boca concretaron el "milagro" de hacer nueve goles entre ambos, y de recordarnos los partidos "de antes". En los tres casos se dieron circunstancias muy parecidas. Los seis equipos salieron a atacar, a presionar en campo rival. Se dio la lógica: hubo tres goleadas y malos trabajos defensivos. ¿Errores forzados o no forzados? Hubo de todo. Pero sin el ataque continuo no hay errores.

En las goleadas los defensores vemos más las fallas en defensa y menos las virtudes del atacante. Por ejemplo, en el quinto gol del Rojo paga Schiavi, pero es Farías quien lo hace fallar. El Bilbao presiona en campo rival y juega bien la pelota. Bielsa lo cambió en ese aspecto. Nunca teme perderla, entonces se da la lógica: juegan y hacen goles. En River, Almeyda metió a Trezeguet y sacó a un volante. Clarísimo: "vayan y ataquen". Lógico, metieron tres goles. Lógica fue también la decisión de Ricardo Rodríguez, DT de Defensa: atacar, lastimar sin temor a la contra de River. Funcionó, y hubo seis goles. En Independiente, el interino Cristian Díaz no tuvo miedo (el coraje es el gran aliado de la lógica). Otros –yo mismo, por caso-- no se hubieran animado, en un clásico y en La Boca, a poner a un par de pibes de campo, Monserrat y Vidal, y al arquerito Rodríguez. Vidal metió el primer gol. ¿Tuvo suerte el técnico? Sí, la tuvo, pero porque lo puso. Más bien no tuvo fortuna con el arquero, que falló un par de veces. A su vez, ¿tuvo la suerte de que Boca lo subestimara de entrada y sufriera dos goles en seis minutos? La cuestión es que le metió dos, y después más, porque siempre fue a buscar otro, no se conformó con la ventaja (de nuevo la lógica) o con sólo defenderla.

Del irresoluto Independiente anterior a este decidido equipo hay un gran cambio. Díaz en el peor momento y los jugadores en todo el partido, no dejaron de pensar que podían ganar, y además que no tenían nada que perder; la derrota ya la tenían en los bolsillos antes del partido. El DT gritaba "vamos que lo ganamos", y perdían faltando pocos minutos...

Se puede triunfar con otras armas, la lógica no asegura que si atacás, ganás. Sólo dice que ganás si pensás en ganar. Fue un fin de semana desconcertante para la cátedra, pero es así de simple.

Por Roberto Perfumo
Diario Olé - 12/03/2012

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