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Pep, sin referencias fijas y muchos N° 9

Barcelona tuvo su tarde de gloria, en esas jornadas en que le sale todo bien, tanto en lo individual como en lo colectivo. Pep Guardiola imaginó ante el Real de Mourinho un cruce como el que jugó este mismo año ante el Inter de Mourinho, por la Liga de Campeones: asumiendo el protagonismo, pero sin que el rival le diera muchos espacios. Y lo planificó en función de eso. A diferencia de aquellos rendimientos, pidió mucha más movilidad, potenciar el juego a uno o dos toques y, en principio, engañar jugando sin una referencia fija en ataque. Estuvieron Messi, Iniesta, Xavi, Villa, Pedro. Ninguno fue un N° 9 definido, aunque Barcelona terminó edificando la victoria con muchos centrodelanteros, variando la decisión de quién iba a terminar la jugada de acuerdo con las circunstancias. Se apoyó en un esquema 4-3-3, que terminó variando más al 3-4-1-2, con una defensa compuesta por Piqué, Puyol (libre) y Abidal; Alves, sumado a un medio campo con Xavi, Busquets e Iniesta; Messi, como una especie de enganche, y Pedro y Villa, bien abiertos. Así, en el mano a mano, Pedro doblegó a Marcelo; Villa, a Ramos, y los centrales Pepe y Carvalho no sabían cómo tomar al resto; Xabi Alonso y Khedira quedaban lejísimo de los zagueros.

Si se observan los goles se verá que las cinco definiciones son de N° 9. El tema para Guardiola era aplicar las jugadas independientemente de quién llegue al punto penal. Luego de que los primeros goles no tuvieran errores tácticos y sí técnicos (Marcelo había hecho bien la cobertura, pero tuvo un defectuoso rechazo y fue gol de Xavi, y Casillas mostró dudas en el centro de Villa, que finalizó en tanto de Pedro); tres de los cinco tuvieron pases en cortada para romper la línea defensiva del Madrid por el centro. Así, con ese recurso, anotó tres, pero pudieron ser muchos más.

Más allá de los méritos de Barcelona, ¿en qué se equivocó Real Madrid? Se quedó a mitad de camino: ni salió decidido a atacar ni se paró como un bloque defensivo sólido. No presionó, no dio pelea y tuvo la mala idea de jugar con su defensa en línea o tirar el achique en forma sistemática sin que ningún volante presionara sobre el poseedor del balón, justo frente a un Barcelona con muchos lanzadores de calidad. Así, perdió en todos los sectores, pero sobre todo en las bandas, donde más le gusta dar batalla a Mourinho. Ni siquiera sirvió que Di María arrancara por la izquierda en un 4-2-3-1 con movimientos demasiado largos y anunciados. Özil, que debió ser la llave para que Real generara la superioridad numérica sobre una de las bandas, duró apenas un tiempo y con el ingreso de Diarra el DT visitante buscó darle más resistencia al juego local y, al mismo tiempo, soltar a los laterales. Pero no era su tarde; sí, la de Messi y Cía.

Barcelona les da prioridad a la jugada y a la ocupación de los espacios. Siente que puede jugar sin un N° 9 definido, siempre y cuando todos, en algún momento, lleguen a esa posición. Y con los lanzadores que tiene, se le hace todo más fácil.

67 fue el porcentaje de posesión del balón de Barcelona frente al 33 % del Real. Todo un sello.

Por Christian Leblebidjian
Diario La Nación / canchallena.com



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"Aplaudí el fútbol"
(Sergio Batista. DT Argentina)

Lo del Barcelona fue impresionante. Era para aplaudir de pie, como lo hizo todo el estadio, pero yo me quedé sentado. Igual aplaudí el fútbol de este equipo, que hace todo bien, que sabe perfectamente a lo que juega y, encima, tiene al mejor del mundo.

Ver el partido en la cancha siempre tiene un plus. Lo que se ve por tele o en directo es que el Barcelona juega de la misma manera con el Almería que con el Real Madrid. No cambia nunca. Tiene jugadores pensantes, inteligentes, y con talentosos, como digo siempre, se puede jugar de esta manera. El Barsa le suma que se conocen de memoria, que cada uno se ubica en el lugar correcto. Y tiene a Xavi, que es una computadora: él decide cómo se juega el partido, hacia dónde se ataca o si es mejor arrancar otra vez. Y además está Iniesta, el otro cerebro.

Me fui gordo de fútbol, con el respeto que me merece el Real, porque así es cómo me gusta que se juegue. Defiendo esta idea y me encantaría que la Selección logre un funcionamiento así, aunque para eso hace falta mucho trabajo. No es casual que este equipo juegue cada vez mejor, que cuando más se entrena con Guardiola mejora su rendimiento. Yo creo que no es tanta la diferencia entre el Real y el Barcelona, que no hay cinco goles, pero ayer el Barsa fue perfecto. No le dejó pensar al Madrid porque tuvo siempre la pelota y sin la pelota no se puede jugar.

Como técnico, en cancha, se ve cómo queda parado el Barcelona al atacar. Cómo se paran los defensores y los volantes, y se ve por qué los rebotes les caen siempre a ellos. El fútbol que me gusta a mí es el que pregona el Barcelona y creo que es por el que se tiene que luchar. Con jugadores técnicos se pueden ver espectáculos así.

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