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Godoy Cruz es un equipo completo


Si nos guiamos sólo por los resultados, por los números, lo de Godoy Cruz es más que meritorio: de los 34 partidos que jugó en el año ganó 17, empató 10 y perdió 7; convirtió 54 goles (un promedio de 1,5 por encuentro) y recibió 31. Está casi adentro de la próxima Copa Libertadores, es el equipo con más tantos a favor en el Apertura y planifica el futuro. Teniendo en cuenta la línea futbolística de sus últimos entrenadores (Diego Cocca y Omar Asad) se anima a hablar de proyectos, una de las excepciones que hacen a la regla del "día a día" en el fútbol argentino. Sin embargo, lo más destacable son las formas: desde cómo se buscan complementar las características para el armado del equipo titular y las alternativas del banco, hasta cómo elaborar un plan futbolístico que le permita ser protagonista e imponer condiciones en cualquier escenario.

Godoy Cruz es completo porque utiliza la táctica como base de apoyo para sus individualidades, para la suma de todas las condiciones que lo hacen un equipo ofensivo. En el Apertura, Asad varió el esquema inicial entre el 3-4-1-2 y el 4-3-1-2. Algunas veces, las menos, sobre la marcha los modificó al 4-4-2, pero aun así no dejó de atacar. No es casualidad que la única vez que generó menos llegadas que su rival fue en el empate ante Argentinos (0-0) en La Paternal, cuando Troglio jugó con siete futbolistas de características defensivas, entre ellos tres N° 5 (Mercier, Basualdo y Ortigoza) para frenar a David Ramírez; lo consiguió, aunque tampoco le generó mucho en ataque para vulnerarlo. Y los tres partidos que el Tomba perdió 1-2 (ante Estudiantes, Tigre y Quilmes) también pudo haberlos ganado.

Roberto Russo es el fusible que le permite a Asad defender con línea de tres o con cuatro, pero su mayor fortaleza está en la zona de volantes. Hasta Olmedo, el futbolista de características más defensivas, también pisa el área rival y es capaz de asistir, como a Jairo en el gol ante Quilmes. Los mediocampistas se mueven en bloque y bien sólidos. Carlos Sánchez por la derecha y Ariel Rojas por la izquierda no sólo ocupan las bandas, sino que también las usan, les sacan rédito cortando para adentro o llegando por afuera para generar el desdoblamiento. Villar es figura domo doble 5, pero no tiene problemas en acomodarse por la izquierda cuando hace el enroque con Rojas. Los volantes se sacrifican para marcar y, cuando suben, pisan el área rival y aportan buena pegada desde afuera: así anotaron 6 goles en el campeonato, los dos últimos ante Banfield.

Juegan simple y las individualidades casi siempre resuelven en función de los que les pide la jugada. Si uno va por afuera, el otro va por adentro; y usan el recurso del centro atrás para convertir, algo muy efectivo pero que pocos utilizan. Hacen goles de jugada colectiva, de contraataque, desde fuera del área, de penal, de pelota parada. El equipo se adapta a lo que le pide el partido. Todo tiene un sentido y las responsabilidades están bien definidas, aunque cualquiera puede llegar al gol. De los titulares (y sin contar los arqueros), los únicos que todavía no convirtieron en el Apertura son Zelmar García y Sigali (hizo 2 en el Clausura) y cuenta con un muy buen recambio goleador entre Jairo, Carranza, Salinas, Vera, Da Silva y Miranda.

Las alturas, para defender y atacar en las pelotas paradas, también están bien repartidas en Russo (1,84m), Sigali (1,80m), Curbelo (1,86m) o Nico Sánchez (1,87m), Olmedo (1,83m) y Salinas (1,86m) o García (1,75m).

Las cosas en Godoy Cruz están tan encaminadas que David Ramírez, quien por sus condiciones podría haber dicho que vio adelantado a Bologna en el primer gol ante Banfield, reconoció que tiró un centro. Es que un equipo que tiene mentalidad ganadora y hace las cosas muy bien no siente la necesidad de sumarse méritos que no le corresponden. Eso también es un síntoma de grandeza.

Por Christian Leblebidjian
Diario La Nación / canchallena.com

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