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"Si cumplimos con los descansos, la alimentación y los trabajos regenerativos, no tendríamos que tener problemas para jugar cada 72 horas"

El primer trabajo en conjunto del preparador físico Carlos Dibos y Alfio Basile fue en América (México), en 2001. Se conocían desde 1984, cuando el Coco estuvo en Vélez y Dibos era un ayudante en la preparación física. Compartieron el cuerpo técnico en Colón y en el ciclo exitoso de Boca, hasta desembocar en esta experiencia en el seleccionado argentino. En estas últimas semanas, Dibos vive con la adrenalina de poner a punto al plantel para el objetivo de la Copa América.

¿El seleccionado llega en el nivel físico que usted pretende?
Creo que sí, espero que sí. No fue fácil el trabajo que venimos haciendo desde hace cuatro meses. Primero evaluamos a todos los jugadores que tuvimos del fútbol argentino; sacamos un promedio de cómo estaba ese grupo, y después viajamos para hacer lo mismo con los que estaban en Europa. No hubo tiempo de hacer un trabajo de base, como sería una pretemporada en un club. Todas estas planillas (las muestra) son las evaluaciones, que constan de sentadillas, trabajos de cuádriceps e isquiotibiales a una y dos piernas, pectorales, dorsales, potencia aeróbica, multisalto, elasticidad, porcentaje graso, velocidad. Todo esto lo volcamos en un programa de computación que te da los resultados y en otro que creamos con el kinesiólogo Luis García.

¿Basile le pide algo determinado sobre el estado de los jugadores?
Sí, lo hablamos mucho, porque hace rato que nos conocemos. Yo sé que él necesita que durante un determinado tiempo la selección presione al rival, que los delanteros tengan bastante explosión y velocidad. Los volantes, en los equipos del Coco, son los que tienen más desgaste por el ida y vuelta, deben poseer una buena resistencia y potencia aeróbica para sostener el ritmo. Nos quedan algunos entrenamientos exigentes y luego van a ser todos trabajos con la pelota, de coordinación y en espacios reducidos. Yo al plantel lo veo bien, aunque nada garantiza el éxito.

¿Hay algún rasgo físico que defina a este plantel, ya sea potencia, velocidad o resistencia?
No, incluso eso no ocurre en ningún plantel. Hay diversidad de características. Yo no puedo pretender que Messi o Tevez tengan la potencia de salto de un defensor.

Al tratarse del final de una temporada, ¿hay un riesgo de saturación para los jugadores?
Sí, y es lógico. Casi nadie tiene menos de 50 o 60 partidos encima. A ese desgaste de un año, que es importante en el caso de los jugadores de Boca, no podemos sumarle una carga fuerte de trabajo. Convienen los ejercicios cortos y con mucha recuperación, un buen descanso y alimentación.

Usted trabajó con un grupo de la Argentina y otro de Europa. ¿Hay diferencia entre uno y otro?
Es llamativo, porque en España no se trabaja mucho en la parte física. El que viene de allí lo siente porque en la Argentina se trabaja de manera más exigente. Entonces, cuando pierde ese ritmo de preparación, el jugador baja un poco el rendimiento, como en el caso de Fernando (Gago), que en un cambio tan brusco perdió algunas cosas que debe recuperar.

¿En cuánto perjudica que la Copa América se dispute en un clima caluroso y húmedo?
No perjudica tanto porque es difícil encontrar el lugar ideal. Hay que adaptarse.

¿Un preparador físico de un seleccionado está mucho más limitado y condicionado que uno de un club?
Cuando llegamos a la selección pensé que iba a tener menos trabajo que en un club, pero hoy por hoy me doy cuenta de que trabajo el doble que en un equipo. Hace cuatro meses que viajo, que vengo, que voy, que saco conclusiones sobre 20 tipos diferentes a los que no veo todos los días. Es un trabajo más individual, diferenciado.

Teniendo en cuenta que a Basile le gusta tener un equipo de memoria y que aquí se jugará casi cada 72 horas, ¿eso es posible o usted le recomendaría una rotación del plantel?
A nosotros nos sirvió mucho la experiencia de Boca de jugar miércoles y domingo. Me gusta la competencia de dos veces por semana, siempre que haya existido una preparación como la nuestra. Acá, quizás alguno pueda sentir un poco más el desgaste acumulado en el año, pero si cumplimos con los descansos, la alimentación y los trabajos regenerativos, no tendrían que tener problemas en jugar cada 72 horas. No hay que perder de vista que todos los partidos van a ser como finales.

¿Algún jugador lo sorprendió favorablemente por su estado o cuidado físico?
Por ahí, en Europa el jugador desarrolla más el pensamiento sobre el cuidado, el profesionalismo, la alimentación y una serie de ejercicios individuales. En la Argentina debemos trabajar más sobre eso. En este plantel hay jugadores experimentados que tienen una metodología muy particular sobre los cuidados físicos. Saben muy bien lo que están haciendo, no se limitan a cumplir órdenes. Preguntan, se interesan, tienen más conocimientos.

En competencias extensas como la Copa América, el preparador físico también suele encargarse de organizar los tiempos del plantel fuera del entrenamiento, actividades que hacen a la convivencia
Sí, en el piso de los jugadores hay una habitación doble, grande, en la que armamos una sala de juegos con una mesa de ping-pong, otra para jugar a las cartas, campeonatos de playstation. Otros se dedican a la lectura. Ahí comparten ratos después de las comidas.

Carlos Mauri para La Nación

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